Noviembre y el cine más oscuro
Nuestra programación de Noviembre está teñida de esa tendencia ancestral que tenemos, ante la llegada del frío, los días más cortos, las noches oscuras y los aullidos de los lobos hambrientos bajando de los bosques, de juntarnos a contar historias de miedo que, lejos de alimentar esos terrores, nos liberan de su peso gracias a la magia de la fábula.
Y lo hacemos como siempre con variedad, tres historias en múltiples ángulos de la oscuridad.
Funny Games de Haneke es lo contrario de lo que promete. No es un juego, y no es divertida. Es una interesantísima reflexión sobre la sobreabundancia de las imágenes violentas en nuestra sociedad, la frivolidad del género de terror (en concreto el "home invasion", que parodia), el poder de las imágenes para revelar lo más profundo del ser humano, y el sufrimiento real frente al cinematográfico. La más dura de las películas de terror viene del más intelectual y humanista de los directores europeos.
As Bestas de Sorogoyen es un peculiarísimo tipo de cine negro, rural, primario, también violento e intenso, pero que antes de explotar en acción permite apreciar el punto de vista fragmentado, irreconciliable, de dos mundos en colisión, sus intereses y sus motivaciónes. El verdadero interés de cualquier thriller negrísimo como este: servir de lupa a lo más escondido del ser humano. Eso, y un montón de adrenalina.
Te Doy mis Ojos de Icíar Bollaín fue una cinta clave en la representación del maltrato doméstico en el cine español, y de alguna forma ayudó a cambiar el discurso social mirando a la cara al horror que se escondía en el peor sitio posible, en el hogar que debiera ser el refugio y lugar seguro para todos nosotros. La oscuridad aquí es la del machismo nunca confesado, nunca redimido, la violencia es reivindicativa y nosotros la proyectamos coincidiendo con el 25N, día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer.
Y si lo piensas, juntarnos todos en la oscuridad de la sala de cine, compartiendo historias y confesando miedos, iluminados por esas luces que crepitan en la pantalla, es muy parecido a las hogueras con las que, desde tiempos inmemoriales, han conjurado mujeres y hombres los miedos primigenios.

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